Llegamos a la zona de despegue ubicada en Junín, donde vemos como las telas de colores van llenándose de aire. ¡Todo un espectáculo! Una vez arriba del globo, el piloto nos explica algunas medidas de seguridad y como el viento determina la dirección del vuelo. Por momentos sobrevolamos a pocos metros de altura para luego ascender de una forma casi mágica mientras observamos viñedos y olivares de la región. Tras el vuelo, llega el aterrizaje, uno de los momentos más emocionantes de la experiencia. Al finalizar, celebramos brindando con un vino espumante, mientras hacemos entrega de un certificado de vuelo en Mendoza.